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Para conservar una dentadura sana y fuerte, es importante cepillarse los dientes por la mañana, después de comer y antes de irse a dormir. Dicho esto, es evidente que el cepillo de dientes es un instrumento de higiene muy habitual y que utilizamos varias veces al día, por lo que debemos tener mucho cuidado con la forma en que lo utilizamos.
Cuidar la higiene bucal es la única forma de evitar la aparición de las temidas caries, combatir la gingivitis y el sarro, lucir una sonrisa brillante y tener el aliento fresco. Pero, sin embargo, aún repitiendo este proceso hasta tres veces al día, seguimos cometiendo algunos errores.
Cepillar los dientes agresivamente
Muchos de nosotros nos cepillamos los dientes con fuerza para asegurarnos de eliminar cualquier posible resto de comida. Si bien hacerlo puede dar la impresión de que nuestros dientes lucen aún más brillantes, existen varias reglas que debes seguir en tu rutina bucodental. La primera más importante es nunca cepillarse agresivamente, esto podría desencadenar sensibilidad en las encías. En su lugar, debemos lavar los dientes con un movimiento circular y suave, con la cabeza del cepillo apuntando siempre hacia abajo.
Dirección del cepillo
El cepillado suele realizarse de forma horizontal, pero debería combinarse con uno vertical que ayude a desplazar los restos que pueden haber quedado adheridos a nuestros dientes. No obstante, de más está decir que toda buena higiene bucal también incluye un poco de hilo dental y enjuague bucal; sin éstos dos elementos no habrá una limpieza completa.
Cepillar en menos de un minuto
Otro de los errores garrafales que cometemos al lavarnos los dientes es cepillarlos durante un minuto o menos. A pesar de que nadie ha concretado un tiempo determinado para hacerlo, lo óptimo es superior a tres minutos: solo de esta forma nos aseguraremos de que se han alcanzado todas las zonas de la boca.
No cuidar el estado del cepillo
Es habitual que mucha gente sangre levemente por la encía cuando se cepilla los dientes, eso dependerá de la constitución bucal de cada uno. Para evitar que nuestro cepillo se llene de gérmenes debemos darle el mismo cuidado -si no más- que a nuestros dientes. Asegúrate de que el cepillo queda limpio después de usarlo y trata de cambiarlo tras unos meses. Los expertos recomiendan usar cepillos con tapa para evitar que estén tan expuestos a gérmenes y reemplazarlos cada 3 meses.
Fuente: El Economista
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